sábado, 26 de mayo de 2012

26 de mayo de 2012. ANOTACIÓN 1: El Tao de Todo es Todo,


26 de mayo de 2012.
ANOTACIÓN 1: El Tao de Todo es Todo, es una perspectiva apasionadamente nueva, “fresca”, original, e integral de la realidad del ser humano, del transcurso de su historia, y de los factores que hay que considerar a la hora de proponer cualquier plan efectivo y eficiente de reforma social, económica, tecnológica y sobre todo cultural. La cultura, la civilización y la tecnología; la religión, la historia, la política, la economía, las ciencias, la psicología, la antropología, la sociología, la geografía, la climatología, la industria, la medicina, el saneamiento, la espiritualidad, la mitología, la nutrición, la gastronomía, etc., etc., son todos algunos de los aspectos de la vida diaria del ser humano que nos afectan, directa o indirectamente, de forma constante. En la realidad que nos hemos creado como Homo Sapiens Sapiens todas estas influencias, y muchas otras, son inseparables y se interrelacionan entre si de forma a veces incomprensible. Cualquier estudio completo, integral, comprehensivo de un segmento determinado de una población humana a través de cualquier intervalo de tiempo nos revelaría la verdad de esta afirmación. La historia no se mueve (solamente) por medio de la relación “tesis, antítesis, y síntesis” como afirmaba Hegel; ni tampoco de desarrolla por una lucha de clases socioeconómicas, como insistía Marx; ni se dirige a un destino predeterminado – perspectiva teleológica que es sin duda vestigio de un pensamiento no científico, no racional, no filosófico, sino teológico y además bíblico.

Cualquier esquema general, perspectiva dominante, o paradigma cultural operante en una sociedad respecto a las fuerzas motrices que impulsan la historia o que determinan el presente y el futuro de la condición humana no puede considerarse como una simple consideración teórica, ni tampoco como divagaciones puramente académica. Un paradigma – un modelo, un conjunto de esquemas, principios, perspectivas, ideas – sobre un proceso tan vasto y omnipresente como la historia y/o la condición humana, resulta determinante a la hora de la toma de decisiones políticas, científicas, económicas, militares, etc. Y los efectos de esas decisiones son muy reales – y con frecuencia tremendamente trágicas. Modelos errados, defectuosos de la realidad y de las fuerzas que la forjan han tenido, demostrablemente, a lo largo de la historia resultados catastróficos. Las ideas de Karl Marx, por ejemplo, sobre la importancia predominante de la lucha de clases como la principal fuerza motriz en la historia han sido directamente responsables por los movimientos ideológicos, sociales, y económicos del comunismo mundial; éstos a su vez han arruinado millones y millones de vidas durante décadas. El impacto de Marx no se sintió solamente en mundo comunista, sino también en el resto del mundo a través de la denominada “Guerra Fría” en la que los EE.UU. y sus aliados europeos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) estuvieron durante décadas a dedo de gatillo de un conflicto nuclear con la Unión Soviética y sus países satélites.

Similarmente, la perspectiva netamente materialista, consecuencia del capitalismo que surge de la ideología económica de Adam Smith, nos han llevado a un mundo donde el único valor o principio con prestigio alguno es el que se compra; un mundo en donde la acumulación de capital es la medida de todo beneficio, y en donde todo se justifica en última estancia en base a si rinde un lucro o no.

Por su parte las creencias religiosas a su vez dictaminan perspectivas sobre la realidad. Así vemos que mientras que el protestantismo, versión del cristianismo dominante en los países europeos y anglosajones de primer mundo, fomenta la denominada “ética laboral protestante” y según la cual la prosperidad social y económica es indicación de una relación favorable con el Ser Supremo, el catolicismo, ideología religiosa dominante en Latinoamérica, fomenta por lo contrario una actitud fatalista y pasiva ante las condiciones sociales y apática respecto al trabajo, la economía y la superación personal. Dicho de forma más clara: No es de extrañar la fuerte correlación entre el catolicismo mundial y el tercer mundo, y el protestantismo (y el capitalismo) y el primero.

En el pasado no muy lejano, el modelo de la realidad era comprensivo, aunque eso sí, mágico. No había una distinción entre la salud, la espiritualidad, la psicología, la economía, la religión, la política, la historia, etc. De hecho, durante siglos, milenios, de hecho durante la mayor parte de nuestra existencia como especie, todas esas aparentemente diversas y múltiples facetas de nuestra existencia rutinaria formaban parte de un mismo paradigma – un paradigma primitivo que vine a denominar “la perspectiva chamánica” –mágico, irreal, imaginario, fantasioso, todo eso sí -  pero conceptualmente integrado. Sin embargo, ¿desde cuando no es fantasiosa la idea de murmurar súplicas a una estatua inerte con el motivo de un milagro? ¿O de pedirle consuelo de un ser imaginario que habita en alguna dimensión inédita del espacio sideral? La mitología y la magia de hoy fue la religión del ayer. En ese sentido, el ser humano no ha cambiado; lo que ha cambiado han sido dos cosas: 1) la tremenda complejidad de nuestra existencia, y 2) la falta de un paradigma (realista, quimérico o fantasioso) que integre la mayoría de los aspectos de esa complejidad para que nos permita primero comprenderla, y luego modificarla a nuestro beneficio. Estamos a falta de un nuevo paradigma del nuestro mundo, del mundo humano. “El Tao de Todo es Todo: Hacia una Filosofía de la Integración de la Experiencia Humana” es precisamente una elaboración de ese paradigma.

Solamente entenderás que Todo es Todo,
Cuando comprendas que Nada no es nada.
Entonces verás que Nada es Todo,
Y sabrás que Todo es Nada.
Shodai Sennin J.A. Overton-Guerra